E
n nuestro país son de actualidad declaraciones públicas de dirigentes del partido de la oposicn
por las cuales intentan
m
ini
m
izar el proble
m
a de las diferencias de clase y descalificar la política
que se hace para reducirlas
. C
uando en el mundo el
99%
de la población posee
m
enos riqueza
que el
1% m
ás pudiente
,
desequilibrio que ja
m
ás anterior
m
ente había sido tan grande
,
los voceros
políticos de la clase dominante intentan convencernos de que ya no está de moda hablar de
desigualdad entre ricos y pobres
. P
or eje
m
plo en nuestro país, la fiscalidad se sustenta sobre
las aportaciones de los trabajadores y sus fa
m
ilias
,
vía i
m
puestos como el
IVA, 83%,
y las clases
pudientes y grandes co
m
pañías aportan solo el
12%,
y sin e
m
bargo la derecha potica pretende
rebajar el i
m
puesto de patri
m
onio y se opone a las subidas salariales y de las pensiones
, m
ientras
sostiene que no tiene sentido hablar de ricos y pobres
. C
uando los países ricos y poderosos se
apropian de los recursos naturales y
m
aterias pri
m
as de a
m
plias áreas geográficas del planeta
,
y las vícti
m
as de ese expolio intentan buscarse la vida
,
incluso precaria
m
ente
,
se les rechaza
como a apestados y se les cierra la posibilidad de inmigración. Cuando en España hay 2,5
m
illones de niños por debajo del u
m
bral de la pobreza
,
y en
M
adrid
,
en la
C
añada
R
eal, llevan
casi dos años sin luz eléctrica
,
y la
P
residenta auto
m
ica concede la adjudicación de becas de
estudio a los hijos de las familias ricas, la misma Presidenta asegura que no existe ninguna
lucha de clases porque no hay diferencias de clases en esa Comunidad.
S
e podrían añadir
infinidad de eje
m
plos de desigualdad social en nuestro desgraciado
m
undo
. L
a pregunta que
debe
m
os hacernos es có
m
o es posible que persista esa irracional organización social
. V
ea
m
os
cuatro factores que posibilitan que se sostenga ese tinglado inhu
m
ano
.
-
S
istema político cuyos gestores son, en realidad, lacayos al servicio de la clase dominante.
-
S
istema judicial cuya prioridad no es servir a la comunidad sino a sus clases privilegiadas.
-
U
na clase
m
edia cuyo rol es servir de colchon a
m
ortiguador de las contradicciones de clase.
- Aparato ideológico especializado en actuar sobre la mente de los explotados.
Analizaremos esos cuatro elementos. Comencemos por el sistema político. Todo colectivo
hu
m
ano necesita algún tipo de ente gestor
. E
l anarquis
m
o es
,
sencilla
m
ente
,
irrealizable.
H
ay
tareas
,
necesarias para la vida y per
m
anencia de la co
m
unidad
,
que la gente no pueden realizar
privada
m
ente
, (
seguridad
,
defensa
,
gestión de la producción
,
de la sanidad pública
,
obras y
servicios públicos
,
pro
m
oción del avance técnico y científico
…)
y por eso es necesario algún
tipo de poder gestor, alguna autoridad. La cuestión es que tales entes públicos estén al
servicio de toda la comunidad; el problema consiste en que tales entes de poder y gestión,
necesarios e imprescindibles, están bajo el dominio y control de una parte de la comunidad
(una clase social, en realidad), que lo utiliza para sojuzgar al conjunto de la sociedad en
beneficio propio. En ese caso los políticos, gobernando o en la oposión, funcionan como
lacayos
,
instru
m
entos de la clase do
m
inante
. P
or poner unos eje
m
plos que atañen a nuestro país
,
todos conoce
m
os casos de ex
m
inistros u otros políticos que son contratados co
m
o altos cargos
RICOS Y POBRES
en empresas eléctricas por defender o haber defendido los intereses de esas firmas contra el
intes general de la sociedad
;
es el fe
m
eno conocido co
m
o
puertas giratorias
”.
D
ecisiones
políticas co
m
o la en
m
ienda constitucional que en su a se hizo
,
apoyada por una a
m
plia
m
ayoría
parla
m
entaria
,
para que el pago de la deuda externa tuviese prioridad sobre la financiación de los
servicios sociales
:
sanidad
,
educación
,
salarios
son una muestra elocuente de esa disposición
de los políticos a ponerse al servicio de las clases dominantes. Los banqueros ven como
lógico que el
E
stado acuda a rescatar a la bancos cuando están en proble
m
as aunque sea a costa
de hacer a
m
plios recortes en los servicios sociales y generar un gran paro laboral
,
pero se intenta
incapacitar a los poderes públicos para rescatar a los necesitados: las viviendas sociales son
vendidas a fondos buitre
,
y los trabajadores que no pueden pagar su hipoteca ven co
m
o se les
deshaucia su vivienda. Y en ese contexto los políticios servidores del capital nos quieren
convencer de que no hay contradicciones y lucha de clases.
V
ea
m
os ahora el segundo factor
: S
iste
m
a judicial cuya prioridad no es servir a la co
m
unidad sino
a sus clases privilegiadas
. A
ctual
m
ente existe en nuestro país una pugna entre los principales
partidos
sobre la for
m
a en que el siste
m
a judicial debe ser renovado para asegurar su eficacia
.
H
ay que aclarar que desde el punto de vista del interés de la ciudadanía la cuestión no es si
el poder político debe o no intervenir en la renovación del poder judicial. El problema es
que el sistema judicial experimenta la misma degeneración que el sistema político en el
sentido de que ambos poderes están al servicio incondicional de la clase dominante y no de
toda la sociedad. Como ocurre con el poder político
,
ta
m
bién el judicial es necesario
,
i
m
prescindible
,
para el funciona
m
iento y ar
m
onía de la comunidad social. Si no existiese el
sistema judicial, y los ciudadanos debieran resolver privadamente los conflictos que tienen
lugar entre ellos, tales conflictos generarían sangrientas luchas y venganzas privadas o
fa
m
iliares co
m
o las que tienen lugar en co
m
unidades étnicas que por tradición son reacias a
utilizar el siste
m
a judicial para resolver sus querellas
. S
iste
m
a judicial necesario
,
i
m
prescindible
,
,
pero desgraciada
m
ente ta
m
bién un puntal del poder burgs, del do
m
inio de los ricos sobre
los pobres
. E
n nuestro país son bien conocidos los casos:
M
ATESA, SOFICO, FILESA,
FLIK,
RU
M
ASA, BANESTO
en los cuales los responsables
:
banqueros
,
financieros
,
e
m
presarios
,
políticos
pese a su culpabilidad demostrada se libraron de sanciones penales o las sufrieron
en grado
m
íni
m
o
. S
e utilizaron argucias legales para rebajar o anular total
m
ente la responsabi-
lidad de los i
m
plicados
. E
n algún caso se elaboró expresa
m
ente una li
m
itación judicial
,
la
conocida co
m
o
doctrina
B
otín
,
para restringir el ejercicio de la acción judicial contra un
fa
m
oso banquero
. E
sa doctrina fue aplicada después para librar a la infanta
C
ristina de la
acción judicial por su responsabilidad en las ilegalidades en las que incurrió su
m
arido
. É
ste
,
co
m
o es sabido, recibió un trato muy favorable cuando estuvo en la cárcel. Los encarcela-
dos de lujo reciben un trato muy cariñoso en la cárcel.
P
ero a los reclusos pobres no se les
libra del rigor de su condena e incluso se lo hace inecesaria
m
ente
m
ás penoso co
m
o ocurrió
en
A
sturias cuando el obispo de la diócesis puso fin a la acción hu
m
anitaria de la
P
astoral
P
enitenciaria
D
iocesana.
E
special
m
ente beneficiado por la benevolencia judicial con los ricos
fue
C
arlos
F
abra
,
el cual vio inexplicable
m
ente reducida la pena de cárcel a la que había sido
justa
m
ente condenado
. M
ás inexplicable es la inhibición que la justicia está efectuando con
relación a los casos en los que está i
m
plicado el rey e
m
érito
. E
s decir
,
que los ricos tienen algo
,
un no
-
-
qué
,
que les falta a los pobres, y que hace que todos los poderes sientan un deseo
irrepri
m
ible de hacerles la vida agradable
. Y
luego nos dicen los políticos conservadores
que es irrelevante y no merece ninguna atención el contencioso entre ricos y pobres.
El tercer factor al que atribuímos una decisiva función de sostenimiento del injusto sistema
clasista vigente es la existencia de una(s) clase(s) media(s) que funciona(n) como colchón
a
m
ortiguador de las contradicciones entre la
m
inoritaria cúspide del poder econó
m
ico
m
undial
y la gran
m
asa de desheredados del planeta
. L
ógica
m
ente
,
entre la
m
inúscula cu
m
bre y la a
m
plia
base existe una
m
ultitud de escalones o grados inter
m
edios de gente que no es tan rica co
m
o
la que tiene por enci
m
a ni tan pobre co
m
o la que tiene debajo
. E
l conjunto de todas las capas
tiene una estructura pirámidal
,
de hecho se la suele lla
m
ar así
: «
la pirámide social
». A m
edida
que se asciende por las diversas capas o franjas de la pirá
m
ide
,
la población que constituye cada
capa es
m
enos nu
m
erosa pero
m
ás rica que las que tiene debajo
. E
sta estructura le da consis-
tencia al conjunto de sectores de la población, es decir, mitiga el desequilibrio ecónomico
entre los dos extre
m
os del conjunto
. O
curre entonces que si los parias de los escalones más
bajos de la pirámide se rebelan, o intentan hacer una revolución, o simplemente emigrar a
otras zonas menos castigadas, se le enfrenta no sólo la población más rica, la cúspide de la
pirá
m
ide
,
sino ta
m
bién
m
ucho personal de las capas sociales que se encuentran en la zona media
de la pirá
m
ide
. M
uchas personas de esa
(
s
)
clase
(
s
) m
edia
(
s
)
estan prestas a defender el siste
m
a
,
aunque sea injusto
,
con tal de conservar el relativo bienestar que gozan en él
. P
or eje
m
plo
,
en
EE.UU. y bastantes países europeos, no poca gente de las capas
m
edias y bajas se opone a la
in
m
igración de personas
m
ás pobres
,
y gente que
,
en realidad
,
está siendo explotada
,
en vez de
luchar por la igualdad de todos los seres hu
m
anos
,
se posiciona a favor del siste
m
a de
explotación con tal de conservar su pequa cota de elitis
m
o y de superioridad sobre otros
m
ás
desfavorecidos
. S
on precisa
m
ente esas capas
m
edio
-
bajas las que nutren las filas de los
m
ovi
m
ien
-
tos fascistas. Los do
m
inadores del siste
m
a recurren a tales
m
asas cuando se trata de afrontar
m
ovilizaciones contra el poder establecido.
El último factor que consideramos, es el del aparato idelógico del sistema, que conforma la
manera de pensar de la base pobre de la sociedad, es quizá el más efectivo para salva-
guardar los privilegios de la oligarquía. En condiciones de grave crisis social las masas
oprimidas pueden rebelarse contra los poderes político y judicial, e incluso afrontar el
desafío fascista si la conciencia revolucionaria alcanza a suficientes capas de la base social
piramidal. Para que esa conciencia revolucionaria no se extienda, la oligarquía dominante
mantiene un control sobre los medios de formación y difusión: es lo que se conoce como
aparato ideológico. Los recursos culturales del sistema se aplican a establecer y difundir lo
que la gente debe pensar, conocer e ignorar. Es claro que para el interés de las clases
capitalistas es preciso que la base popular de la población ignore todo lo que se refiere al
funcionamiento de la sociedad: que no sepa mucho de historia, menos aún de economía, y
que ignore total
m
ente el concepto de lucha de clases
. S
e trata de que la gente considere nor
m
al
el estado de cosas existente, el mercado y los rangos y jerarquías que genera, las diferencias
de clase, el que una clase gestione la producción en provecho propio, poniendo el precio
que quieren a la electridad, los carburantes, las medicinas aunque se produzcan con
instalaciones, fábricas, centrales, laboratorios construidos con ayuda estatal. La gente que
asume eso como nor
m
al es por que está totalmente dominada por el aparato ideológico del
sistema. Muchos predicadores religiosos colaboran en esa tarea de “educación” del pueblo,
impartiendo una enseñanza religiosa que no cuestiona el sistema. El objetivo es que la masa
desinformada de la población permanezca en esa situación de eterna minoría de edad en lo
referente a la comprensión de la realidad social. Hay que aclarar que “ignorancia” en esa
materia no significa analfabetismo en el terreno cultural. Mucha gente con carreras univer-
sitarias, ingenierías técnicas, profesorado… está incluida en esa masa de la población a la
que se mantienen desinformada sobre la realidad social. Se trata de que la gente jamás lea
algo relacionado con el marxismo. Se denigra y desprestigia el conocimiento que aporta esa
ciencia social. En ese objetivo se encuadran las declaraciones, antes mencionadas, de los
políticos que nos venden la idea de que están desfasadas las consideraciones sobre las
diferencias entre ricos y pobres.